domingo, 15 de diciembre de 2013

PUENTE ROMANO DE OURENSE


 Si hay algo que me atrajo poderosamente de Ourense en mi primera visita fue él. Hace ya demasiado tiempo, junto a un amigo en un coche iniciamos el cruce del río y de pronto apareció. Fueron solo unos segundos, pero la imponente silueta del Puente romano enmarcando al poderoso Miño quedó para siempre en mi almacén de los grandes recuerdos.
 
 
El puente, conocido como Ponte Vella o Puente Mayor, fue construido en el siglo I d. C o principios del II. dentro de un ramal de la vía XVIII o Vía Nova que unía las ciudades de Bracara Augusta (Braga) y Asturica  Augusta (Astorga). Por encima de sus arcos pasó el oro que los romanos explotaron en la mina de Barbantes, a pocos Kilómetros de Ourense.
 
Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre la época de construcción, que si con Augusto o con Trajano. Personalmente quiero pensar que sucedió en tiempos del segundo, ya que Marco Ulpio Trajano se convirtió en el primer emperador de origen no itálico del Imperio romano. Era de la ciudad de Itálica, a escasos kilómetros de Hispalis (Sevilla). Vamos, que era hispano, y por lo que se dice, predicaba con el ejemplo. Quien sabe, a lo mejor el puente romano de Ourense fue obra de algún discípulo de Apolodoro de Damasco, uno de los más grandes arquitectos de Roma y de todos los tiempos, autor entre otros del Puente de Trajano sobre el Danubio (entre Rumania y Serbia) que con 1.135 metros de largo, durante más de mil años fue el puente más largo nunca construido. Por desgracia hoy en día solo quedan dos pilares, pues fue dinamitado a principios del XX para no obstruir la navegación por el Danubio (hay que ser animal).
 
Volviendo al de Ourense, que al menos está en pie, aunque de romano queda poco, precisamente  lo más significativo es que a lo largo de la historia fue reconstruido en numerosas ocasiones, a veces con el dinero de los vecinos, tal como se recoge en diversos testamentos de ourensanos que dejan dinero para la casi eterna obra del puente. Destacar que entre los siglos XVI y XIX, contó con torres y puertas que impedían el paso de los apestados y aseguraban el cobro de impuestos a viajeros y mercancías.
 
La primera reconstrucción conocida (1228-1229) fue patrocinada por el obispo Don Lorenzo con el apoyo del rey Fernando III, para el paso de los peregrinos que venían haciendo el Camino de Santiago por la Vía de la Plata, en dirección a Santiago de Compostela. De esta época pertenecen los elementos góticos que todavía conserva.  En el siglo XVII la reforma  fue dirigida por Melchor de Velasco, dando al puente su aspecto actual, con el tajamar y el arco mayor, de indiscutiblemente aire medieval. En el siglo XIX se suprimieron la torre y dos arcos en la zona sur, por ocasionar demasiados accidentes de carruajes.

En definitiva, se conservan 7 arcos de los 11 primitivos. En el primero de la margen izquierda aún se puede apreciar la construcción romana, además de algunos sillares almohadillados de las bases.  Mide 370 metros de largo, con un arco central de 43 metros de ancho por 39 de alto, clasificado como el mayor de todo el Imperio Romano. La torre que aparece representada en el escudo de la ciudad se demolió en 1839 con otra gemela de época carlista.

 Fue declarado monumento histórico en 1961 y hoy en día, tras su peatonalización en 1989 es uno de los tres símbolos principales de la ciudad junto con Las Burgas y la Catedral de San Martín.

Y es un símbolo, porqué durante muchos siglos (en 1918 se inauguró el segundo puente de la ciudad), fue testigo mudo de la historia de Ourense, siendo el principal medio para atravesar el demasiadas veces tormentoso Miño. También el río se cruzaba por un vado a escasos metros hacia el este por el que en verano, aprovechando la escasa profundidad de las aguas, transitaban personas, ganado y mercancías. Y en barcas de gran tamaño; una amarraba en Porto Vello, cerca de la desembocadura del Loña, y la otra, la barca da Ponte, en el Porto Auriense, entre el Puente romano y la capilla de los Remedios. Por cualquiera de ellas, había que pagar impuestos al obispo o al Cabildo, que muchas veces servían para sufragar las reparaciones del Puente romano.

Y es que, como dice el cancionero popular gallego:

“Do outro lado do río, o meu pai ten un palleiro; cada vez que vai alí, ten que paga-lo Barqueiro”
Os dejo más fotos aquí.

Ver Puente Romano de Ourense en un mapa más grande

2 comentarios:

  1. ayyyy no se si esto alguien lo lee, y no se si se podrá llegar a publicar para que el autor sepa que ha hecho un trabajo encantador, contando la historia del puente en forma tan amena. Estoy presentando un relato de mi viaje a Ourense y por eso llegué a esta página. Los felicito !!!

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  2. ¡Qué pena que algún día no se animasen a reconstruir al menos una de las torres. Hoy muchos monumentos son rehabilitados tal y como eran en tiempos antiguos.

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