A escasos metros de la
Catedral encontramos una de las plazas más singulares de la zona monumental de
la ciudad. De base casi triangular, más que una plaza es una confluencia de
varias de las calles más representativas del Ourense histórico. En la Plaza del
Hierro se celebraban los mercados de los antiguos ferreiros, que comercializaban bajo los soportales todo tipo de
artículos y aperos de labranza. En los laterales, podemos observar las casas
tradicionales de pajabarro (material
de paja y barro) encaladas y el Palacio de los Boán (S. XVII). Esta familia
tiene una atractiva historia, que empieza con un hombre humilde que progresa
gracias a su negocio de venta de paños. Logrará emparentar a un descendiente
con la nobleza y éste hace carrera y riqueza. A partir de aquí intentará por
todos los medios, no siempre lícitos, la búsqueda de un linaje histórico,
aristocrático y glorioso, que llevó a este Boán a emparentar a sus antepasados
con los mismísimos reyes godos.
El deseo de notoriedad de
esta familia todavía lo podemos contemplar en su Palacio, a través de los numerosos
escudos de la fachada.
Pero quien preside la plaza,
es la fuente traída del Monasterio de San Esteban de Ribas de Sil, en tiempos
de la Desamortización. En su base representa sirenas, luego cariátides, el Dios
Eros y coronándola dos águilas.
La Plaza do Ferro, igual que antaño Puerta de Ourense, continúa constituyendo hoy el lugar de paso
obligado a la zona monumental (y de vinos
y tapeo) de la ciudad, considerándose
un epicentro cultural pues en sus alrededores nacieron o vivieron intelectuales
de la talla de Vicente Risco, Otero Pedrayo, Florentino López Cuevillas,
Xoaquín Lorenzo "Xocas" y Eduardo Blanco Amor. Vista semejante alineación de gallegos ilustres, no es
de extrañar que las diversas rutas culturales o literarias que se desarrollan
en nuestra hermosa ciudad, transcurran por la maravillosa Plaza do Ferro.
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